Razonamiento para definir voto en primarias

Un ejercicio necesario es la articulación de los motivos que uno tiene para votar o no votar, o votar por x o y candidato. Asumiendo la importancia y legitimidad del voto, quisiera hacer el ejercicio de fundamentar mi voto por un candidato específico a continuación:

Los criterios

En primer lugar, es necesario establecer los criterios que van a guiar el razonamiento. Propongo los siguientes:

(1)    El candidato representa las ideas de uno

Este criterio puede ser aplicado en un sentido fuerte o moderado. Fuerte cuando

(1*) El candidato representa todas las ideas de uno

O moderado cuando

    (1**) El candidato representa gran parte de las ideas de uno

Claramente, una versión débil (i.e. la que afirma que el candidato representa algunas ideas de uno) no es lo suficientemente robusta como para fundar un voto directo y propositivo. Por supuesto, si es el caso que un candidato x representa algunas ideas, y dicha representación es mayor que la de un candidato y, siendo x e y todos los candidatos que hay en la elección, uno podría aún votar por él, pero no ya respecto del criterio de la representación, sino en virtud de otro criterio, el del “mal menor”.
    Respecto de estos criterios, me parece que (1*) es una condición necesaria y suficiente para votar por un candidato, pero (1**) sólo es una condición necesaria.
    El segundo criterio que propongo es el siguiente:

(2)    El candidato posee virtudes personales para ocupar la magistratura disputada.

Al igual que (1), admite una versión fuerte o moderada. Pero a diferencia de (1), la versión fuerte no es una condición suficiente para fundar el voto. Puesto que podría pasar que un candidato x posea todas las virtudes para la magistratura disputada, pero que representara ideas absolutamente contrarias a las que uno sostiene.
    De todo lo anterior se siguen varias posibilidades:

(i)    El candidato (1) representa todas las ideas de uno y (2) posee todas las virtudes para ocupar la magistratura.
(ii)    El candidato (1) representa todas las ideas de uno y (2) posee gran parte las virtudes para ocupar la magistratura.
(iii)    El candidato (1) representa gran parte de las ideas de uno y (2) posee todas las virtudes para ocupar la magistratura.
(iv)    El candidato (1) representa gran parte de las ideas de uno y (2) posee gran parte las virtudes para ocupar la magistratura.

Como dije, si es el caso que (1*) entonces están las condiciones necesarias y suficientes para votar por el candidato en cuestión. Entonces, en los escenarios (i) y (ii), para un cierto candidato x, es racionalmente necesario votar por x.
Y también, como adelanté, me parece que las versiones débiles de (1) y (2) no son suficientes para fundar el voto, y por ello, excluiré todos los casos débiles. Sin embargo, puede suceder que no haya ningún candidato que cumpla los criterios anteriormente señalados. Por ello, es necesario plantear el siguiente criterio:

(3)    El candidato, consideradas las ideas y las virtudes de todos, es el que reúne, en conjunto, la menor incompatibilidad con las ideas de uno y posee, al menos, las virtudes mínimas para ejercer responsablemente la magistratura.

Respecto de (3), algunas observaciones: (a) el criterio que posee preeminencia es el de las ideas. Esto quiere decir que, entre un candidato con menor incompatibilidad y otro con mayor incompatibilidad pero más virtudes, debe preferirse al primero. (b) El criterio de las virtudes incluye la calidad moral y la probidad. No es sólo un criterio técnico. (c) El criterio de las virtudes debe ser fundado en experiencia política previa.

Aplicación

¿Qué se puede sacar de todo eso? No quisiera hacer un análisis de todos los candidatos, sino aplicar el razonamiento al candidato al que he manifestado desde hace un buen tiempo mi preferencia, y éste es Manuel José Ossandón.
    Respecto de (1), me parece que el candidato representa gran parte de mis ideas. Respecto de (2), sin embargo, me parece que no posee gran parte de las virtudes que son necesarias para el ejercicio de la magistratura. Por lo tanto, no califica para ninguna de las cuatro opciones que afirmé en relación a la combinación de (1) y (2). Si bien es cierto califica desde el punto de vista de la probidad, posee limitaciones intelectuales muy grandes, difícilmente superables. Por otra parte, carece de un buen manejo comunicacional. Eso hace que su candidatura, que sí representa un proyecto – ya volveré a ello – aparezca como esencialmente confrontacional y anti-Piñera, lo que no es.
    Cuando digo que me representa de acuerdo a (1**) quiero decir que representa un cuerpo de ideas ético-políticas con las que tenemos grandes convergencias. Dicho cuerpo ético-político puede denominarse como “socialcristianismo”, y se funda, entre sus fuentes más importantes, en la Doctrina Social de la Iglesia. No es el caso que enumere los diversos principios que afirma este cuerpo de ideas. Algunos ejemplos bastarán: una concepción comunitaria de la sociedad – vs. una concepción liberal atomista – la centralidad de la familia, el respeto por la dignidad humana manifestada en la debida consideración a los miembros más débiles de la sociedad, una concepción subsidiaria y solidaria del estado y la sociedad, entre otros. Dichos principios se manifiestan en varias de sus propuestas. Si acaso a un lector no familiarizado con estas ideas no le parece que el candidato las haya expresado, eso se debe al manejo comunicacional que ha tenido – por faltarle, entre otras, una virtud de este tipo – además de que, al menos desde su entrevista en Tolerancia Cero, ha decaído en su dimensión propositiva. Además, en lo personal, vengo siguiendo sus pasos hace un buen tiempo ya – desde el 2014 para ser exactos – y por ello conozco sus principios rectores, algunas de sus propuestas y a algunos de sus asesores (de quienes tengo la mejor impresión y me dan la confianza como para apoyarlo aún a pesar de las limitaciones mencionadas).
    Dos temas pendientes. Si afirmé que no puedo fundar mi voto por Ossandón de acuerdo a la combinación de (1) y (2) (por afirmar una concepción débil de (2) que excluye a priori un voto fundado y positivo por él), me queda, entonces, fundar mi voto en el criterio (3). Es necesario, entonces, explicar cómo puedo hacer esto y también argumentar, aunque sea brevemente, por qué descarto a los otros candidatos.
    Mencioné que para utilizar (3) como criterio debo garantizar que (a) es el candidato con el que poseo mayor convergencia de ideas; (b) que posea – entre las que efectivamente tiene – virtudes morales mínimas, y (c) que posea algún tipo de experiencia política. Me parece, en ese sentido, que Ossandón cumple los criterios. Ya expliqué la convergencia de ideas. Posee una calidad moral que al menos funda un mínimo ético, si bien es cierto que posee una serie de otras virtudes de orden moral. Finalmente, tiene experiencia política. Esto último es importante porque, al menos, denota que tiene las virtudes técnicas mínimas para ejercer una magistratura.
    Ahora, los otros candidatos. Puesto que la mayor convergencia de ideas la poseo con Ossandón, y esta convergencia es lo suficientemente fuerte en relación con los demás candidatos, paso directamente al criterio de las virtudes. Piñera no cumple un mínimo ético para ejercer la presidencia, si bien es cierto que posee virtudes técnicas e intelectuales por lejos superior a casi todos los demás candidatos. Kast tiene más virtudes intelectuales que Ossandón, pero la divergencia de ideas es grande. Con los candidatos del Frente Amplio, las divergencias ideológicas son abismales, si bien es cierto comparto algunas de sus ideas relativas a la justicia social en la medida en que convergen con la DSI. Sin embargo, su relativización del respeto a la dignidad humana y a su fundamento (afirmación de la llamada “ideología de género” y apoyo irrestricto al aborto) constituyen materias respecto de las cuales no es posible ninguna convergencia ulterior, además de parecerme políticas más bien liberales (y ergo, de derecha). Debo hacer notar, sin embargo, que me parece que Mayol, no teniendo experiencia política, sí tiene una concepción política muy desarrollada y fundamentada, que lo hace, a mi modo de ver, uno de los candidatos con mayores virtudes. Lamentablemente, las divergencias ideológicas no me permiten apoyarlo.
    El razonamiento de los otros candidatos, bajo estos mismos criterios, se hará nuevamente cuando esté el panorama de la primera vuelta bien establecido.
    Un comentario final. El hecho de votar por Ossandón de acuerdo a (3) supone que no estoy racionalmente obligado a votar por él, sino que lo hago, más bien, en una suerte de contingencia racional propia de la virtud de la prudencia (prudentia, phronesis, sabiduría práctica, etc.). Es más, de acuerdo a sus últimas apariciones públicas, lo hago con una suerte de decepción respecto de mi imagen previa y fundada de su candidatura. A la luz de sus últimas intervenciones, no se ve muy bien que uno afirme públicamente que uno va a votar por él (diríamos, se ve poco estético). Sin embargo, como todo juicio prudencial, la respuesta no es del todo clara, y como dije, si bien no estoy racionalmente obligado a votar por él, sí estoy justificado en hacerlo, habida cuenta de la convergencia de ideas y de un mínimo de virtudes necesarias para el ejercicio de la magistratura. Por supuesto, a alguien puede no gustarle sus ideas, o bien pensar que sus ideas – o mejor dicho, los principios que, al menos formalmente, dice adherir – son falsas. Pues buen, eso es otra discusión, y me parece que los principios a los que adhiere formalmente son verdaderos, y que ello es un elemento no menor para mi deliberación.
    Finalmente, al que no esté de acuerdo con mi conclusión, lo invito a realizar un ejercicio similar.

Comentarios

Entradas populares